lunes, 18 de febrero de 2008

Softshell

Desde hace pocos años, diversos fabricantes han venido lanzando al mercado toda una gama de pruductos bajo la etiqueta softshell. Existe mucha confusión entre el consumidor sobre el término; ¿responde a un tipo de tejido? ¿o a una marca comercial concreta? ¿qué ventajas ofrece y en qué términos?

Vamos a ir por partes, porque la cosa tiene más miga que la que parece y los fabricantes no parecen muy interesados en dejar las cosas claras, a sabiendas de que un mercado confuso es un mercado dócil. A la hora de acercarnos a nuestra tienda favorita, el panorama no se presenta mucho mejor. Muchas veces el vendedor repetirá de memoria el prospecto del fabricante; y más veces todavía nos transmitira preconceptos vagos, si no del todo erróneos.

No les culpo, en el fragor de la venta tiendes a decir muchas cosas que luego descubres que no eran del todo ciertas. Si eres honesto, es algo que corriges en ocasiones posteriores de forma que vendes lo que realmente afirmas (y además no hay nada más embarazoso que el que te pillen en un renuncio); si te la pela, te conformas con haber endilgado otra venta a un cliente más y ni te preocupas por comprobar tus afirmaciones.

Con los fabricantes sucede algo similar, solo que aquí sí saben lo que venden y cómo lo venden. Hay cuidados estudios de mercadotécnia, se analiza la clientela y se lanza la propuesta. Si un grande triunfa con su estrategia, los demás probarán suerte. Sucede en todos los mercados.

En el lado opuesto está el cliente con su cartera. Lo común es que no sepa lo que necesita. El fabricante lo sabe. Las tiendas lo saben. Y no por triste es menos cierto. El cliente irá a la tienda, mirará la web y los catálogos del fabricante, hojeará revistas especializadas (cuyo presupuesto depende en mayor o menor medida de unos fabricantes y tiendas contentos). Y finalmente hará su decisión. Sucede en todos lo mercados.

Y oye, eso no es malo en sí mismo. La gran mayoría de las veces el cliente se acaba llevando un artículo sensiblemente mejor (y más caro, claro) que lo que realmente necesitaba, pero bueno, así funciona este rollo. Y a medida que el cliente va volviendo, también va aprendiendo de la experiencia pasada y puede ir adaptando sus posibles a sus necesidades de manera más óptima cada vez.

Tenemos un cliente iniciado, que busca características concretas en un producto y no el producto en sí. Va a ir a tu tienda y se va a asesorar. Va a ir a tu web y va mirar tu gama de productos. Sabe lo que quiere aunque no cómo lo quiere y si la cagas en tus argumentos perderás una venta. Peor, si le mientes perderás un cliente casi con total seguridad.

En un mundo ideal, cada actor de esta película se pondría a hacer sus deberes. Los fabricantes serían coherentes en su gama de productos y expondrían sus características y su jerga de forma clara e inequívoca; los vendedores pondrían su empeño en estudiar a fondo los productos que venden y su utilidad; y los clientes se informarían exhaustivamente antes de bajar a la tienda de turno.

Como podéis imaginar, el panorama en el mundo real se asemeja bastante más a un escenario más bien opuesto.

El problema con el softshell tiene bastante que ver con todo este rollo que acabo de soltar. Porque softshell no es algo tangible; no es un tejido, ni una marca registrada, y como término tiene difícil traducción al castellano (aunque en general el lío persiste en el resto del mundo). Porque softshell es un concepto de prenda, por lo demás bastante ambiguo. Por lo que el fabricante tiene carta blanca para estampar la palabra de marras casi a su antojo. Los vendedores replicarán las consignas de catálogo. Y el cliente acabará pensando lo que no es debido a una percepción parcial de lo que ofrece el mercado.

¿Pero qué es softshell? Lo veremos en el siguiente post.

viernes, 15 de febrero de 2008

Aguas milagrosas II. Aguas fotónicas ⌧

Hace poco me llegaron varios catálogos de diversos fabricantes de ropa de montaña y demás. Entre ellos estaba el de Accapi, que es una firma que se dedica a hacer ropa interior térmica principalmente (gallumbos y marianos con diseños molones en diversos materiales, vamos). Había otro folleto de la misma casa que pasé por alto, pero que en un rato en que estaba aburrido como una ostra me puse a hojear.

Con explicaciones supuestamente científicas se intentaba vender un presunto producto revolucionario. A saber, fundas para botellas de agua. Pero estas no eran unas fundas normales, no se vaya usted a pensar, sino que estaban confeccionadas con un material que emitía contínuamente fotones de la banda infrarroja al líquido que contenía la botella (que por lo normal debería ser agua).

Según esta gente, tales emisiones hacían que los grupos de moleculas de agua se disgregaran de tal forma que al ingerirlas el afortunado poseedor del invento, eran mucho mejor asimiladas por sus sedientas células.

Todo muy científico, todo muy revolucionario, todo muy novedoso. Pues va a ser que ni lo uno, ni lo otro, ni lo pototo. Se trata de otra engañifa pseudocientífica del calibre del agua magnética que tanto furor causó hace no muchos años con el desembarco de las teletiendas.

Una pequeña búsqueda me ha llevado a la página de Stephen Lower, un químico canadiense jubilado que mantiene un excelente registro de negocios que nos venden agua corriente bajo diversos camelos pseudocientíficos.

Respecto a las aguas fotónicas comenta:

Fantasías de Infrarrojos Lejanos. Hay cientos de sitios que ofrecen productos que aseguran producir radiación "infrarroja-lejana", y todas esas publicidades son ciertas: todo cuerpo a una temperatura por encima del cero absuluto emite infrarrojos-lejanos; lo que el lego científico no tiene en cuenta es que tan solo se trata de otra palabra para definir el "calor". Pero cualquier presunción relacionada con insólitas cualidades curativas o beneficiosas para la salud que derivan de esta radiación no son más que patrañas pseudocientíficas.
Es decir, la funda esta genera infrarrojos de onda lejana, que no son otra cosa que ¡calor! Despejada la incógnita y desbrozada toda la jerga pseudocientífica que aparece en la página del Photonizer ese, ¿qué nos queda? Pues bien poco, porque el rollo ese de los clusters de moléculas también se cae por sí solo.

[...] Aseguran que pueden convertir [las moléculas de] agua en agrupaciones que pueden ser más grandes o pequeñas, o con forma hexagonal, lo que les permite publicitar una "hidratación celular" y limpieza de "toxinas" de tu cuerpo.

El hecho es que todos estos argumentos carecen del más minimo apoyo de las comunidades científicas de la química, bioquímica o fisiología, ni son tan siquiera sujeto de debate alguno. Los únicos sitios donde vas a encontrarte con semejantes argumentos son libros (y páginas web) que pretenden promocionar estos productos a los bastante crédulos clientes del mercado de la salud "alternativa" y los "suplementos dietéticos"
Es decir, más chorradas. Chorradas que esponsorizan a alpinistas de renombre (¡eh, está Sebastián Álvaro!) pero que no dejan de ser charlatanerías para colarnos el último invento. Solo que ni es siquiera un invento, ni tan siquiera es nuevo. Como sucede habitualmente con los vendedores de bulos, sus fantasías se van reciclando, evolucionando en las formas; más bonitas, con gráficos 3D y jerga ininteligible que nos hacen dudar a los que no tenemos formación científica alguna (carencia que debemos compensar con un espíritu crítico siempre alerta ante engañifas como ésta).

Por supuesto, la fantástica fibra Nexus (que es nombre con el que bautizan el tejido para las fundas esas) no solo enriquece el agua, pues utilizada en el corte de uno de esos esquijamas modernos con los que pareces un PowerRanger enriquecerá tu organismo, elevará tu rendimiento, y te hará mejor persona.

ClusterWorld. Photonizer. Nexus. Todo la misma mierda. Echaos la mano a la cartera; nos quieren tangar (otra vez).


Actualización (18/2/08) | me escribe Stephen Lower:

Sospecho que gran parte del atractivo de la pseudociencia y la charlatanería radica en el hecho de que aportan respuestas simplistas que hacen que gente sin formación científica tenga una sesación ilusoria de control y compresión de un mundo que perciben extraordinariamente complejo de un modo abrumador. El bajo perfil de la cultura y la educación científica norteamericana, que desvirtúa el pensamiento crítico, no hace más que alentar campañas comerciales y charlatanerías de los más diversos pelajes. Especialmente atroces resultan aquellos que predican a personas que están pasando por algún truma emocional o enfermedad terminal.

En contraste con la débil evidencia de la eficacia de la gran mayoría de remedios "alternativos", existe una abundante evidencia documentada de los benificios de practicar ejercicio con regularidad, tomar una dieta equilibrada, librarnos del estrés, y la participar en cualquier tipo de actividades creativas, sociales o simplemente enriquecedoras. Por desgracia, a la mayoría de intereses comerciales les conviene tener a la gente creyendo que es más fácil tomar simplemente cualquier tipo de poción mágica.

Aguas milagrosas. Bebidas isotónicas ⌫


Aquarius, Gatorade, Isostar. Todas estas bebidas se nos venden como la panacea de la hidratación en el deporte. La teoría nos dice que el agua corriente no repone las sales y azúcares esenciales que perdemos durante el ejercicio. Cierto, en parte al menos. Veamos lo que le sucedió a este candidato al premio semi-darwin:

Durante una carrera de montaña se establecieron los típicos puestos de avituallamiento con comida y líquidos para los corredores. La comida consistiría en alguna barrita de cereales o similar. El líquido era agua.

Uno de los corredores (al parecer, según quién contaba esta historia, era un muy buen atleta de gran trayectoria) que llegó al puesto se mostró indignado ante tales opciones, ya que él solo se hidrataba con bebidas isotónicas. De modo que siguió su marcha rechazando el agua sin azucar y sales añadidos.

Antes de terminar la carrera lo tuvieron que recoger del suelo con graves síntomas de deshidratación, por los que tuvo que ser hospitalizado al borde del colapso. Por fortuna no le quedaron secuelas y a día de hoy sigue corriendo.

Desconozco si todavía bebe exclusivamente aguas isotónicas. pero aquel día, por lo que cuentan, tuvo suerte de no espicharla.

A mí personalmente no me van mucho las isotónicas y según cuentan los que saben, sus efectos reales en circuntancias normales no deben ir mucho más allá del placebo. Francamente, el agua de la fuente es mucho más barata, y acompañada de una pieza de fruta y algo de picoteo (frutos secos, chocolate, miel, pan tostado) vas a reponer todas esas sales que te preocupan tanto.

Por no mencionar que habitualmente no sabemos marcarnos una rutina correcta de hidratación. Aunque eso para otro rato.

...y cortavientos

Este blog está recubierto con una fina película de politetraflouroetileno lo cual le dota de una superficie perlante que hace que las gotas de agua (y otras cosas) le resbalen. Una membrana de uretano termoplástico nos ayuda a resguardarnos de los rigores climáticos a nuestro alrededor, mientras que una gruesa capa de plumón con mezcla de poliéster nos abriga y da confort.

Sean bienvenidos

Símbolos

⌧ Impermeable - ¡Falso!
⎋ Transpirable - Mola
⌫ Cortavientos - Ni tanto, ni tan calvo

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